Todos esperan el nocaut en el primer o segundo round. Pero Alperovich y Amaya, ya subidos al ring, hacen lo que les enseña el manual. Cada vez que uno asesta un golpe, inmediatamente abraza al otro para que intervenga el árbitro. Se miden constantamente: cuando uno avanza, el otro retrocede.
El duelo ya es un clásico, como "Maravilla Martínez vs. Julio César Chávez Jr.", pero nadie puede soñar con un final al estilo Rocky. Amaya es consciente de que debe mantenerse de pie hasta el último round de 2015 para aparecer en el cartel de alguna de las fórmulas oficialistas que se barajan, o para dar el salto. Y Alperovich sabe que, en una definición por puntos, el jurado estará de su lado, por eso tampoco arriesga.
Eso sí, ninguno tirará la toalla.